Calidad Inteligente

La respuesta de la AEC para una Calidad en un mundo en cambio

Hace ya dos años, los resultados del primer Think Tank AEC de Calidad pusieron en negro sobre blanco el estado de la disciplina y sus profesionales. No era una posición cómoda. La pérdida de influencia de la función supuso la pérdida de relevancia de los profesionales de la Calidad. No es un drama exclusivo de los profesionales de la Calidad.; también otros profesionales “funcionales”, como los responsables de tecnología, de medio ambiente, de responsabilidad social o de recursos humanos sufrían, y sufren, una situación muy similar. La conclusión era, obvia: Las organizaciones, como la propia economía y la sociedad, se encuentran inmersas en un proceso de transformación profundo y radical y los “funcionales”, los propios modelos de organización e incluso el liderazgo de los máximos ejecutivos están en entredicho, incapaces de responder a un entorno de cambio exponencial.

No estaba en duda la profesionalidad de directivos y responsables, era la propia Calidad que necesitaba ser revisada, vista con nuevos ojos, actualizada y sincronizada con los retos que el nuevo paradigma plantea. La Calidad, de la mano de la AEC, debía dar respuesta para retomar el papel estratégico que siempre ha jugado en las organizaciones y en la economía.

Tras dos años de trabajo, la Comunidad AEC de Calidad presentó en su segunda Reunión Plenaria 2017 los avances en el marco conceptual de la Calidad Qin, que se define como un modelo de diagnóstico de la situación de una organización, su adecuación a los objetivos estratégicos, su coherencia organizativa, su sincronización con el entorno y su cultura y gestión del talento.

UNA VISIÓN

En este complejo escenario económico y social es necesario un modelo de liderazgo y organización que facilite la gestión del cambio, que aporte agilidad, adaptabilidad, sostenibilidad, perdurabilidad, competitividad, innovación, gestión del conocimiento, eficiencia, gestión del talento…

Para la AEC y la Comunidad AEC Calidad, encargada del desarrollo, la Calidad posee en su ADN esa visión transversal de las organizaciones que ofrece una visión sistémica, integral e interconectada de la empresa y que, por tanto, facilita su gestión, potencia su agilidad, eficiencia y capacidad de adaptación al entorno.

Por ello, la AEC habla un idioma común y compartido para los responsables de la gestión, que facilita la comunicación y la transmisión de conocimiento a lo largo de toda la empresa.

El reto de la AEC es dar respuesta, desde la disciplina Calidad, a los enormes cambios a los que nos enfrentamos en las empresas y en la sociedad, ofrecer una visión distintiva para aquellos que tienen la máxima responsabilidad de las organizaciones que les facilite la inspiración necesaria para liderar en este entorno de cambio exponencial

El reto de la AEC es dar respuesta, desde la Calidad Qin, a los cambios a los que nos enfrentamos en las empresas y en la sociedad.

Las empresas son entidades complejas que deben ser gestionadas con una visión de conjunto, con sus interrelaciones entre las distintas áreas y con el entorno.

UNA HIPÓTESIS EN UN MUNDO EN CAMBIO

Las organizaciones son sistemas complejos, integrados en otros sistemas de rango superior (cadenas de suministro, sectores, territorios…) que constituyen, en su suma, el “macrosistema” económico global. Las empresas no son actores individuales que puedan decidir y actuar sin conexión alguna con su entorno. Como sistemas tienen un objetivo y captan del entorno los recursos necesarios para poder llevarlos a cabo. Deben necesariamente crear valor, que debe ser siempre superior a la simple suma del valor aportado por cada parte de manera individual, y deben ser eficientes en la captación y el consumo de recursos para cumplir con su objetivo.

Las empresas son, por tanto, entidades complejas que no pueden ser gestionadas sin una visión de conjunto y sin conocer las interrelaciones entre sus áreas y con el entorno. Esta visión sólo la puede ofrecer, con la intensidad y capilaridad imprescindible, la disciplina Calidad. La visión tradicional de las organizaciones no sólo ofrece una visión parcial de su realidad, supone una carga a la hora de alcanzar los objetivos estratégicos, lastrando la gestión del conocimiento y su capacidad de adaptación anteponiendo los intereses particulares (los objetivos de los funcionales y de las áreas) a los colectivos y a los intereses del conjunto de la empresa.

Estamos en un tiempo de transición entre un paradigma social y económico y otro. Esto implica que no hay una única res- puesta ni una única visión; el nuevo sistema económico se está conformando, transmutándose cada día, cada segundo impulsado por una innovación tecnológica exponencial y disruptiva.

UN MARCO CONCEPTUAL

Nuestro reto es, por tanto, facilitar una visión más que contribuya a simplificar un escenario complejo. Esto se concreta en una metodología de diagnóstico de la situación de una empresa en un momento dado y ofrecer soporte para el liderazgo, desde el diseño de la estrategia hasta su despliegue. Debe ser, además, una herramienta que facilite la evaluación de los retos y la priorización de las acciones. En suma, una visión de la gestión de empresas en cambio permanente.

La Calidad Qin no es una norma ni pretende ser un modelo “al uso”. Es ya una perspectiva única para visualizar y entender las empresas, en torno a los 6 ejes transversales fundamentales, de analizar los retos y los objetivos, de alineamiento de la organización y sus procesos con su modelo de negocio actual o futuro asegurando al máximo la coherencia de las “acciones” con estos objetivos.

Hoy la Calidad Qin es ya una visión inspiradora y una herramienta de diagnóstico.

Los 3 ejes de contexto son el primer paso del análisis y permiten conocer la situación de una empresa en un momento dado, analizando su modelo organizativo (procesos), personas (perfiles y cultura) y entorno (en su sentido más amplio, tanto cercano como lejano). Los ejes de contexto establecen el punto de partida fundamental para abordar cualquier proceso de transformación.

No es un modelo evolutivo. No hay, por tanto, una Calidad Qin más avanzada y otra menos evolucionada. Lo relevante es alcanzar la coherencia de toda la organización, de sus procesos y de sus personas, con el modelo de negocio y determinar el mejor camino para ayudar a la consecución de los objetivos estratégicos y tácticos.

 

LOS ESTADOS DE LA CALIDAD QIN

  • Estado S (sólido) que responde a organizaciones lentas, estructuradas internamente por la práctica y ni por una visión, con niveles de interacción muy bajos con el entorno.
  • Estado L (Líquido), organizaciones más flexibles y, al tiempo, estructuradas a través de procesos y con una capacidad de “adopción” al medio más eficiente.
  • Estado G (Gaseoso) definido por organizaciones cambiantes, con más interacción con el entorno y más expansivas y con estructuras/procesos ordenados pero más adaptativos, con capacidad de respuesta a los cambios del entorno suficiente.
  • Estado P (Plasma), en transformación acelerada y permanente, procesos cambiantes, máxima interacción con el entorno. Este Estado viene a definir, finalmente, la hipótesis de la Calidad Qin: marcas que gestionan distintos modelos de negocio, con un compromiso activo y real con sus clientes y grupos de interés, estructurados mediante proyectos y misiones. Siempre en transformación, siempre en cambio.

LOS ESTADOS DE LA CALIDAD QIN

La AEC Calidad Qin establece cuatro Estados que definen un conjunto de características básicas que facilitan un cierto nivel de agrupamiento. Cada Estado responde a un escenario empresarial concreto como resultado de la suma de cada uno de los ejes. Utilizando la analogía de los estados de la materia, cada “estado” supone, respecto al anterior, un mayor nivel de energía y, por tanto, organizaciones más ágiles, más desestructuradas. Al igual que la materia cambia de estado en función de la energía disponible en sus átomos. Así, establecemos 4 Estados de la Calidad Qin:desestructuradas. Al igual que la materia cambia de estado en función de la energía disponible en sus átomos. Así, establecemos 4 Estados de la Calidad Qin: Estado S (sólido) que responde a organizaciones lentas, estructuradas internamente por la práctica y ni por una visión, con niveles de interacción muy bajos con el entorno. Estado L (Líquido), organizaciones más flexibles y, al tiempo, estructuradas a través de procesos y con una capacidad de “adopción” al medio más eficiente. Estado G (Gaseoso) definido por organizaciones cambiantes, con más interacción con el entorno y más expansivas y con estructuras/procesos ordenados pero más adaptativos, con capacidad de respuesta a los cambios del entorno suficiente. Estado P (Plasma), en transformación acelerada y permanente, procesos cambiantes, máxima interacción con el entorno. Este Estado viene a definir, finalmente, la hipótesis de la Calidad Qin: marcas que gestionan distintos modelos de negocio, con un compromiso activo y real con sus clientes y grupos de interés, estructurados mediante proyectos y misiones. Siempre en transformación, siempre en cambio.

Es evidente que una compañía no tendrá nunca sus 6 ejes posicionados en el mismo Estado. En las simulaciones realizadas hasta el momento, las empresas, más allá de su modelo de negocio, no cuentan con un Estado único pero sí con un Estado dominante, determinado como la media entre los 6 ejes transversales.

 

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