Hoy en día, la aplicación en el mundo empresarial de
las tecnologías denominadas 2.0 ha modificado la forma tradicional
tanto de acceder como de compartir y generar la información, así como
las posibilidades de influir o condicionar un mercado, vender un producto
o influir en la sociedad en su conjunto.
Esta revolucionaria forma de gestión en las organizaciones ha
venido acompañada además de la necesidad de que los empleados
adquieran las habilidades digitales (e-habilidades) necesarias: trabajar
en red, utilizar documentos colaborativos, manejar buscadores, saber
discriminar la información… De ahí que mantener
o lograr una posición de liderazgo en esta nueva época
pase por impulsar y difundir los conocimientos necesarios dentro de la
empresa.
Otro reto al que debe hacer frente la organización es su reputación
online, que requiere un cuidado y vigilancia constante. La gestión
de la reputación digital se ocupa de identificar qué ofrecer
y cómo elaborar una estrategia de difusión conociendo los
medios y formas disponibles, a la vez que establecer los mecanismos de
recuperación de la información que circula sobre una organización,
a fin de poder reaccionar ante una posible crisis.
Un buen líder
en una época como ésta debe saber
cómo se construye la reputación digital de su empresa y
debe saber además cómo protegerla siendo transparente al
mismo tiempo. Debe conocer de antemano dónde se encuentra una
oportunidad y dónde a la vez un riesgo.
Esta nueva era de la gestión, por tanto, requiere una nueva visión
de liderazgo, a la que ya se conoce como “liderazgo 2.0”.
Bajo esta denominación se esconde un perfil basado en la imaginación,
la creatividad y el entusiasmo, capaz de crear organizaciones pensadas
para las personas, tanto en el ámbito público como privado,
capaz de conocer de cerca las nuevas necesidades de acción social
o de encontrar y retener el talento surgido de esta inteligencia colectiva.